DATE PERMISO
¿Recuerdas cuando fue la última de las veces en las que te diste permiso? o mejor dicho, ¿alguna vez hasta el momento has sido benevolente contigo mismo y te has pegado el lujo de darte permiso? seguramente, tal y como yo mismo respondería: No. Pero ya va siendo horade comenzar a dejar de ser tan torturadores con nosotros mismos, dejar de llenar nuestras espaldas de pesos innecesarios e inútiles y comenzar a darnos el capricho de tener permiso de no tener que ser perfectos, permiso de no estar como nos gustaría estar las 24 horas del día, permiso para fallar y aprender del error, permiso para sentirnos como nos sentimos, permiso para saltarnos la rutina, permiso para valorarnos como somos, permiso para sentirnos orgullosos, permiso para cambiar de planes, permiso para decir que no, permiso para arriesgarnos, permiso para vivir de otra manera, permiso para dejar de pensar en cosas absurdas, permiso para preocuparnos, permiso para dejar de preocuparnos, permiso para llorar, permiso para estar frustrados, permiso para sonreir... permiso para continuar leyendo este artículo.
"Beth, date permiso para cenar esta noche con tus amigos de la Universidad a los que hace tantísimo tiempo no ves por haber estado encerrada en tu propia idealización de rol de madre ejemplar que tú misma te creaste" Le dice la coach a la protagonista de la novela: Mi vida lejos de mí. Por pretender estar a la altura de las circunstancias o cumplir con los roles que la sociedad, o nosotros mismos, nos imponemos hemos restringido una larga serie de placeres vitales a los que se les ha vetado el permiso de poder ser ejecutados.
- ¿Cuál es nuestro miedo para no darnos permiso?
- El no gustarles a los demás.
Con la intención principal de agradar a los demás o ser aprobado por ellos sometemos a estrictos exámenes estéticos y morales todas y cada una de las decisiones que queremos adoptar que, por lo general, terminamos autoboicoteándonos y no vistiendo esa original camisa que va a quedar abandonada en el armario con miedo a que nos tachen de horteras. La camisa es un vulgar ejemplo que sustituye a conceptos como: emociones, reacciones, decisiones, sentimientos, palabras, escritos, aficiones...
- Pero entonces... ¿qué hago?
- Date tú a ti mismo permiso, no esperes a que otro venga a dártelo porque, lo más probable es que no llegue nunca ese momento. Pero se consciente que muchas veces, somos nosotros mismos nuestro peor enemigo no dándonos permiso para ser naturales, reflejar nuestro verdadero ser ante los meás. Por ello, siendo consciente y aceptándolo podrás comenzar a trasformarte.
Finalmente me gustaría ir concluyendo el artículo diciéndote que te des permiso para respetar tus tiempos. Las situaciones, acontecimientos, rutinas y hábitos mentales no varian de un día para otro, necesitan un tiempo para que vayan formando parte de tí. Por ello dales permiso a que el proceso se tome su tiempo, sin forzarlo. Date permiso a tener paciencia contigo mismo y con los demás. Date permiso para aceptarte a ti mismo porque, tal y como Damián Alcolea dijo en una de sus charlas: Hoy somos perfectos, suficientes y valiosos así como somos. Una pura aceptación y punto de partida idóneo para comenzar a experimentar las variaciones que se puedan ir dando en nuestra vida sin forzar la situación, sin regar en exceso la semilla ya que terminaríamos ahogándola y dándole parmiso para que crezca.
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