MAMUTS EN EL SIGLO XXI
No hay nada mejor
como ir superando los miedos que, en etapas anteriores nos ayudaron a
sobrevivir ante situaciones realmente amenazantes. Hoy en día no nos persigue
un Mamut de más de tres toneladas con sus afilados colmillos ni, la mayoría de
nosotros concretamente, tenemos grandes dificultades para conseguir agua que
poder beber y comida para sobrevivir un día más. Sin embargo nuestra amígdala
nos sigue creando imaginarios Mamuts del siglo XXI, pero estos últimos en vez
de ser grandes e imponentes animales son ideas como: caer bien a todo el mundo,
no experimentar situaciones desagradables, felicidad 24 horas, falsos
sentimientos positivos, conflictos que pensamos que no vamos a poder
resolver, ¿seremos suficientes tal y como somos?, y si...
Mira si es
absurda la situación que, siglos atrás la señal de alerta del celebro se activaba
ante situaciones realmente amenazantes que podían llevar a la muerte al ser
humano y, sin embargo, hoy en día le tememos irracionalmente al hecho de
experimentar y expresar nuestras emociones, sobre todo las negativas, o como a
mí me gusta denominarlas: no tan agradables pero educadoras y esenciales.
Nos están
inculcando la idea de tener que exterminarlas, convertirnos en maniquíes
puramente racionales que se paran a reflexionar cada acto que llevan a cabo y
el sentimiento que les ha producido, sin poder expresar libremente este último.
Una no aceptación, rechazo y marginación de una serie de pensamientos y
emociones que, sin darnos cuenta, al querer reprimirlos, esconderlos o suprimirlos
de inmediato lo que estamos haciendo es alimentarlos, hasta que el pequeño monstruito
que guardamos en nuestro interior crece tanto que llega el día en el que
explota.
Aprendamos poco a
poco a dejar de ser tan críticos e hipervigilantes de nosotros mismos, que ya
lo hemos estado siendo durante una larga temporada: mirándonos continuamente al
espejo, analizando nuestras palabras, diseccionando cada sentimiento y
pensamiento y comencemos a comprobar los inapropiados y falsos mensajes que nos
están mandando desde el más puro marketing sensacionalista. No existe la
felicidad 24 horas. No tenemos por que estar en la misma vibración positiva
todos los días del año. No tenemos por qué luchar contra pensamientos negativos
o distorsionados que nos asaltan (al igual que los positivos) y sobre todo, no
tenemos por qué no sentir y expresar nuestras emociones.
No hay nada más
interesante y que más aporte al propio desarrollo personal de un individuo el
hecho de poder irse forjando y construyendo su propia visión crítica, sobre
todo constructiva, del mundo en el que interactúa día a día. Por ello, el
artículo de hoy espero que te haya ayudado, al igual que a mí, a poder ser consciente
y reconocer los Mamuts que hoy en día todavía se esconden intentando atacarnos
en nuestros momentos débiles, lo que nos permitirá ir venciéndolos una vez más.
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