FOMENTANDO VIDA INDEPENDIENTE

Si nos paramos a indagar en nuestras creencias más profundas y arraigadas que cultivamos y mantenemos en nuestro interior nos daremos cuenta cómo, entre muchas otras, se encuentra la siguiente: Hay personas que por sus cualidades, dificultades, particularidades, maneras de ser... no podrán hacer ciertas cosas. Una errónea idea limitante que ha estado siempre muy vinculada con el ámbito de las personas con discapacidad, o mejor dicho: necesidades de apoyo diferentes.

La temática sobre la que me gustaría hablar hoy es, concretamente, la vida en pareja de las personas con  Síndrome Down. Hace años, por culpa de las irracionales ideas sobre las que se acaba de hacer mención, eran encerradas en casa para que nadie las viese, consideradas totalmente inútiles y sin nada que aportar al resto de la sociedad, es más, solían ser tachadas con el nombre de "carga" familiar. Por fortuna, con el paso de los años la idea errónea acerca del colectivo ha ido variando, perdiendo fuerza hasta hoy en día donde gran parte de la sociedad los vemos como lo que verdaderamente son: personas totalmente normales, con sus defectos y cualidades, fortalezas y debilidades, útiles y con una gran cantidad de cosas que aportar.

En los últimos años se han producido grandes avances a la hora de formar a las personas con Síndrome Down para poder desempeñar un trabajo y es posible observar cómo desde diferentes instituciones y asociaciones se ha apoyado la inserción laboral del colectivo. Sin embargo, tal y como algunas publicaciones señalan, todavía no se ha hecho demasiado hincapié ayudando a dichas personas a poder independizarse y comenzar a vivir una vida en pareja. Una gran cantidad de estudios señalan cómo el hecho de independizarse, bien sea en pareja, solo o con amigos, contribuye al crecimiento personal del individuo, ayudándole a desarrollarse y garantizándole una serie de aprendizajes vitales. Como se podría decir de otra manera: abandonar la zona de confort y enfrentarte a nuevas realidades y experiencias. 

Sabemos que para todas las personas, el independizarse puede ser tarea difícil, no unicamente viendolo desde el gasto económico que supone, sino la cantidad de miedos que van surgiendo por el camino: ¿seré capaz de hacer todo esto yo solo?, ¿qué pasa si un día se me estropea el agua?, ¿sabre organizarme las tareas que exige el hogar?... y sabemos también que las personas con Síndrome Down se pueden encontrar con dificultades cotidianas, al igual que el resto de seres vivientes. Mi pregunta es: ¿por qué no fomentamos que se empiece a trabajar la vida independiente en personas con Síndrome Down? ellos, como nosotros, también tienen el derecho de gozar y disfrutar de todas las ventajas que ello conlleva.

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