NO ES UN SER DIVINO, ES UN EJEMPLO A SEGUIR

Desde hace un tiempo me he dado cuenta cómo una de las maneras de poder adquirir ideas de cómo visualizar la realidad que nos rodea desde una perspectiva más enriquecedora y humanitaria, se trata de leer e informarnos acerca de cómo viven otras personas, en resumen: qué ideas mantienen y aplican en el día a día para ser más felices y ayudar a los que les rodean. 

Se trata del primer post que escribo acerca de una temática diferente al autodesarrollo, autoayuda y superación personal. Pienso que es importante, llegado el momento, dejar de indagar y buscar herramientas y técnicas que nos ayuden a superar momentos difíciles ya que puede darse el caso de que suframos una sobresaturación de información, contradiciéndose la una con la otra y volviéndonos locos y paralizados ante la situación sin saber que técnicas poner en marcha. Como podréis observar también en unaialberdi.com he añadido un pequeño espacio donde explico cómo, en el presente blog, van a comenzar a nacer artículos abordando nuevas temáticas.

Para inaugurar este nuevo género de posts, he decidido tomar como punto principal a nada menos que José Mujica, expresidente de Uruguay reconocido internacionalmente, entre otras muchas cosas, por su humildad a la hora de ocupar un cargo presidencial, conocer de primera mano las necesidades más básicas del país sin dejar arrastrar sus ideas por grandes macroproyectos empresariales y por hacer política mientras era político, cosa que algunos pocos hacen.

La felicidad se tiene con poco. 

La gente acumula demasiada chatarra, 

demasiadas cuotas que pagar y después 

se quedan sin tiempo para vivir.

(José Mujica)

Cuando en diferentes entrevistas le preguntan al expresidente acerca del secreto de la felicidad, siempre responde con la misma pregunta, exponiendo cómo la misma no es algo innato, sino algo que cada uno debe de ir construyendo poco a poco. Señala cómo la misma, tan buscada por la mayoría de nosotros, se encuentra relacionada directamente con el tiempo que disponemos para realizar lo que verdaderamente nos llena. Falsamente pensamos que una gran suma de dinero, las kilométricas casas y los potentes coches nos salvarán de la depresión, cuando, esta comprobado, que es el tiempo que gastamos en lograr todas esas cosas lo que nos conduce hacia la frustración, tristeza y fracaso emocional. 

Nos quisieron educar en un mundo 

del que teníamos que hacer un valle de lágrimas 

para poder tener acceso al Paraíso, situado tras la muerte. 

La verdad que este mundo 

no puede ser el valle de lágrimas,

 sino el paraiso. 

(José Mujica)

La sociedad, desde que nacemos, nos ha querido imponer unas gafas para que veamos todo lo que ocurre desde las mismas. Lentes que dictan cómo la felicidad reside en la acumulación de material caro, la valía personal en el tipo de puesto de trabajo y las buenas acciones en dar algo suelto a las personas que se encuentran pidiendo en la calle. Es hora de que, poco a poco y con paciencia, sin frustrarnos en el intento, veamos cómo la verdadera felicidad nos la proporcionan pequeñas cosas de nuestro día a día, los bienes materiales y el dinero nos ayudan a poder desempeñar acciones, pero en ningún momento se deben convertir en la finalidad de nuestra vida y las buenas acciones se llevan a cabo día a día con las personas que te rodean en los diferentes ámbitos de tu vida.

No soy pobre, 

soy sobrio, liviano de equipaje, 

vivir con lo justo para que las cosas 

no me roben la libertad. 

(José Mujica) 

José Mujica.

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