LA DEBILIDAD COMO VIRTUD
En
el post de hoy me gustaría contaros la historia de una chica llamada Arrate. No
se trata de relatar la vida de una persona a la que todo se le ha venido dado,
ha alcanzado el último de los escalones del éxito sin apenas realizar un mínimo
esfuerzo y a la que la vida, cada mañana, apenas le pone obstáculo para
continuar gozando de una óptima calidad de vida totalmente envidiable. La
historia que os pretendo contar es un pequeño ejemplo de desarrollo personal
llevado a cabo por una persona que ha invertido una gran cantidad de esfuerzo
y, estoy seguro, que lo seguirá haciendo, por conseguir cambiar la visión al
resto de individuos.
"Arrate,
una chica de treinta y cuatro años de edad nacida en Bilbao, es una persona
alegre, dinámica, positiva, a la que le encanta la música, ir a baile dos veces
por semana, no perderse el ""pintxo pote" de cada jueves,
realizar múltiples actividades tanto con sus amigos como con su familia,
trabajadora nata, sumamente responsable y buena compañera.
Desde hace unos años Arrate acude a un centro de formación laboral especializado para personas con discapacidad intelectual, donde junto al resto de compañeros aprende y pone en práctica diferentes conocimientos que en el día de mañana le serán sumamente útiles a la hora de comenzar a trabajar. En todo momento se muestra participativa, voluntaria siempre que se le pida para representar alguna situación concreta y sumamente ordenada, incluso excesiva la rigidez que muestra con mantener dentro de su particular sistema de ordenanza todos y cada uno de los materiales, objetos y artículos con los que Arrate se va encontrando. Tal y como dan a conocer los compañeros del taller y algunos responsables del mismo, la obsesión por mantener todos los objetos bajo su control ha llevado, en más de una ocasión, al inicio de discusiones con personas que no respetaba su manera de clasificar las cosas.
Un viernes por la mañana, último día ya de la semana en el que Arrate debe de ir al centro de formación, nada más atravesar la puerta le informan de cómo ha llegado una carta en la que se expone que una biblioteca Municipal estaría interesada en contratarla durante los meses de verano: junio, julio y agosto. Arrate, al igual que el resto de sus compañeros y responsables se encuentra feliz, nerviosa y con cierta inquietud positiva por ver cómo ira su primera experiencia laboral en la que, tal y como le han informado, su tarea consistirá en ordenar y clasificar todos aquellos libros que las personas vayan sacando de las estanterías.
Algunos de los tutores del centro se encuentran intrigados de cómo Arrate, conociendo sus particulares manías con el riguroso orden, podrá adaptarse en al nuevo puesto de trabajo que le acaban de ofrecer.
Semanas más tarde llega el día en el que Arrate debe de empezar su trabajo...
La biblioteca Municipal se pone en contacto con el centro para comunicarles cómo Arrate esta llevando a cabo su tarea de manera perfecta. Alegan cómo es una chica sumamente detallista y trabajadora que, a pesar de que requiere de algunos apoyos puntuales a la hora de desempeñar cierto tipo de actividades, dispone de una gran destreza y facilidad a la hora de clasificar y ordenar el material que los visitantes de la biblioteca van sacando".
El nombre que se ha utilizado para relatar la historia no es verdadero y el mismo relato en sí tampoco pertenece a un individuo en concreto, pero se trata de una situación común que día a día podríamos visualizar. Ya en más de un artículo hemos hablado de cómo, al igual que Arrate, es posible convertir las manías o debilidades de la persona en fortalezas que ayuden a desarrollarse a la misma prestando un servicio al resto de individuos. Como hemos podido ver en el caso de Arrate, la obsesión por el orden que podía generar conflictos en el centro, utilizando la virtud de correcta manera, ayudó a poder desempeñar una importante labor en una biblioteca.
No olvides que todas las personas, sin excepción de ninguna, tenemos nuestros puntos fuertes y débiles que, potenciandolos de correcta manera, podemos convertirlos en virtudes sumamente interesantes y útiles.
Desde hace unos años Arrate acude a un centro de formación laboral especializado para personas con discapacidad intelectual, donde junto al resto de compañeros aprende y pone en práctica diferentes conocimientos que en el día de mañana le serán sumamente útiles a la hora de comenzar a trabajar. En todo momento se muestra participativa, voluntaria siempre que se le pida para representar alguna situación concreta y sumamente ordenada, incluso excesiva la rigidez que muestra con mantener dentro de su particular sistema de ordenanza todos y cada uno de los materiales, objetos y artículos con los que Arrate se va encontrando. Tal y como dan a conocer los compañeros del taller y algunos responsables del mismo, la obsesión por mantener todos los objetos bajo su control ha llevado, en más de una ocasión, al inicio de discusiones con personas que no respetaba su manera de clasificar las cosas.
Un viernes por la mañana, último día ya de la semana en el que Arrate debe de ir al centro de formación, nada más atravesar la puerta le informan de cómo ha llegado una carta en la que se expone que una biblioteca Municipal estaría interesada en contratarla durante los meses de verano: junio, julio y agosto. Arrate, al igual que el resto de sus compañeros y responsables se encuentra feliz, nerviosa y con cierta inquietud positiva por ver cómo ira su primera experiencia laboral en la que, tal y como le han informado, su tarea consistirá en ordenar y clasificar todos aquellos libros que las personas vayan sacando de las estanterías.
Algunos de los tutores del centro se encuentran intrigados de cómo Arrate, conociendo sus particulares manías con el riguroso orden, podrá adaptarse en al nuevo puesto de trabajo que le acaban de ofrecer.
Semanas más tarde llega el día en el que Arrate debe de empezar su trabajo...
La biblioteca Municipal se pone en contacto con el centro para comunicarles cómo Arrate esta llevando a cabo su tarea de manera perfecta. Alegan cómo es una chica sumamente detallista y trabajadora que, a pesar de que requiere de algunos apoyos puntuales a la hora de desempeñar cierto tipo de actividades, dispone de una gran destreza y facilidad a la hora de clasificar y ordenar el material que los visitantes de la biblioteca van sacando".
El nombre que se ha utilizado para relatar la historia no es verdadero y el mismo relato en sí tampoco pertenece a un individuo en concreto, pero se trata de una situación común que día a día podríamos visualizar. Ya en más de un artículo hemos hablado de cómo, al igual que Arrate, es posible convertir las manías o debilidades de la persona en fortalezas que ayuden a desarrollarse a la misma prestando un servicio al resto de individuos. Como hemos podido ver en el caso de Arrate, la obsesión por el orden que podía generar conflictos en el centro, utilizando la virtud de correcta manera, ayudó a poder desempeñar una importante labor en una biblioteca.
No olvides que todas las personas, sin excepción de ninguna, tenemos nuestros puntos fuertes y débiles que, potenciandolos de correcta manera, podemos convertirlos en virtudes sumamente interesantes y útiles.
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