El arte de saber esperar

El valor que va a dar comienzo a esta desconocida semana va a ser: La paciencia. Hoy en día, más que el valor de la paciencia, se conoce a su enemiga, antónimo y rival directa, la impaciencia. Aquella que nos llena de prisas, de ansiedad, de angustia, de temores de querer conseguirlo todo a la de YA, lo antes posible y, sobre todo, tal y como lo imaginamos. Y la pregunta clave es: ¿Qué pasa cuando lo que deseamos no se presenta de la misma manera que imaginábamos? ¿Qué sucede cuando vemos que no surge lo que, según nosotros, debería darse en este mismo instante? 



Respuesta: Nos llenamos de ansiedad, nos ponemos sumamente nerviosos, pensamos que somos unos fracasados, solo a nosotros nos ocurren estas desgracias, nos frustramos y finalmente, como no podría ser de otra manera, nos deprimimos pensando que todo se nos va de nuestras manos y no podremos alcanzar la felicidad. 


Cuando hablamos de la impaciencia por conseguir logros que, según nuestro cerebro, nos traerán la felicidad ERROR, dichas metas pueden ser muy variadas: prisa por encontrar pareja, trabajo estable, beneficios económicos, bienes materiales, prisa por querer vencer la ansiedad, el TOC, la depresión, la frustración… DATE CUENTA que la impaciencia, lo único que hace es: alejar tus deseos, mientras que la paciencia los atrae y hace todo lo posible para que se den en tu vida


Dejemos ya de que la impaciencia consuma en balde nuestras energías, de que nos conduzca a una montaña rusa a nuestro estado anímico (de la felicidad a la depresión, del sosiego a la ansiedad, del bienestar personal a la frustración), no aplacemos ni dejemos en manos de nada ni de nadie nuestra felicidad. 


¿Cómo apostar por la paciencia?


Mentalicémonos de cómo no siempre las cosas se darán tal y como lo imaginamos en nuestra mente. Tampoco todo lo que llegara a nuestras vidas será placentero, ni tiene porque serlo ya que sabemos sacar provecho a los malos momentos también y nos llenan de ganas y energía para disfrutar de las futuras situaciones que se produzcan. 


Nosotros, día a día, podemos tomar decisiones que nos irán encaminando por uno u otro camino pero: NO podemos desafiar las leyes propias de la naturaleza. Por ello debemos de llenarnos de paciencia, disfrutar de las cosas que HOY se van dando y tener confianza en el futuro que se nos ira, poco a poco, presentando. 


La práctica de la paciencia nos va a ir haciendo, cada vez, más sosegados, menos ansiosos incrementando la seguridad en nosotros mismos. Nos ayudará a poder tomar decisiones sosegadas en los momentos más complicados y, en las situaciones en las que nada se pueda hacer, nos ayudará a tener confianza y ser meros observadores de los hechos.


SI LA SITUACION SE PUEDE CAMBIAR, TRABAJA POR CAMBIARLA, SI NO SE PUEDE DEJA QUE FLUYA CON LA ESPERANZA FIRME DE QUE TODO IRA A MEJOR. 


Desde hoy dí no a la inmediatez, a la ansiedad, a la desesperación. Hoy es un buen día para firmar un contrato, de por vida, con la Paciencia



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