Resiliencia

Podría decirse cómo la resiliencia consiste en la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades. Todos y cada uno de los individuos poseemos un cerebro programado para la supervivencia, es por ello, lo creamos o no, por lo que podemos hacer frente y superar CUALQUIERA de las situaciones adversas que se nos presentarán en la vida. En muchas ocasiones, escuchamos frases como: Si muere un ser querido nunca levantaré cabeza, si me viene una enfermedad grave no podré hacerle frente... erróneas ideas ya que, científicamente esta comprobado, cómo cualquier humanos esta capacitado para hacer frente a todos los acontecimientos, le cueste más o menos.

La resiliencia es algo que se aprende, no es ni innato ni genético, sino un aprendizaje que cualquiera de nosotros podemos adquirir. A demás, es importante ser conscientes de cómo, en la vida que nos ha tocado vivir, vamos a tener que enfrentarnos a unas situaciones, muchas de ellas desagradables y aparentemente incluso insuperables. Es por ello por lo que conviene estar preparado y poder ser capaces de poner las velas de nuestro velero personal a favor del viento y aprovechar las ráfagas a nuestro favor, crecer desde el problema.

Una de las ideas que me parece importante mencionar sería la intolerancia que mostramos al sufrimiento. Sabemos todos y cada uno de nosotros cómo el sufrimiento es algo desagradable, por lo que solemos, a toda costa, intentar evitar y huir del mismo. Por ello, deberíamos ser más conscientes de cómo, tarde o temprano, nos va a tocar sufrir por algo y, dicho sufrimiento, no tiene por que ser tan malo. Sería importante que aceptásemos el sufrimiento en nuestra vida, teniendo presente de cómo todos nuestro días no van a ser, ni tiene por qué serlo, un camino de rosas. Podríamos entonces aceptar el sufrimiento y nombrarlo maestro de nuestro propio crecimiento personal.

A modo de consejos, dos de las grandes pautas que podemos poner en práctica para crecer como personas y ser más resilientes, serían las siguientes:

1 ACEPTA LA SITUACIÓN: Son muchas las situaciones dolorosas que nos negamos a aceptar. Hay ocasiones en las que nos pillan tan desprevenidos los acontecimientos que no queremos aceptarlos, por lo que empezamos, de manera repetitiva, a formular preguntas como ¿por qué me ha pasado a mí? ¿qué hice mal? ¿en que fallé? ¿pero yo que culpa tengo?... preguntas que a lo único que nos conducirán será a la ansiedad y depresión.
Sin embargo, si cambiamos el tipo de pregunta, es muy probable que los sentimientos que nos empiecen a aflorar sean más esperanzadores y positivos: Acepto lo que me ha pasado, se que ha sido duro para mí, pero ahora ¿cómo voy a aprovechar el resto de días que me quedan por vivir y experiencias de las que poder disfrutar?.

2 TEN CONFIANZA: Como anteriormente hemos mencionado, la mayoría de las personas nos pensamos que no vamos a poder hacerles frente a muchas de las situaciones que nos pueden llegar a surgir. pero SI, somos más fuertes de lo que nos pensamos y, nos cueste más o menos, nos vamos a poder levantar, ayudar a los demás, crecer como personas y disfrutar de la vida, PASE LO QUE NOS PASE.



Comentarios